1/6/11

Como al pasar

Y encima escribe así y yo, como mecida en esos brazos que olían a pacholí, me arrullo sola embobada por su música. Clickeo al azar y me gustan muchas pero, según el estado de ánimo Pedro Aznar tiene siempre las palabras y melodías precisas, al menos para mí.
El horror de no tener olvido dice al final y nuevamente se me hace carne la bronca de que los traumas no tengan fecha de vencimiento.



Demolición

Hoy pasé por la demolición.
Está casi terminada; queda
sólo el basamento (coronado de chapas protectoras
como espinas) de los cinco pisos
que vieron pasar casi un siglo,
incluídos vos y yo.

Tenías razón: sobre el hombro indiferente
de la mole impersonal que alguien plantó a su lado
(y que parece haber llegado
justo a tiempo de escoltar la muerte)
quedó la huella del color durazno que elegiste
para el corredor de tu casa.

¡Ay, las coordenadas!
¡La geometría que voló a mis ojos
para calcular aquel lugar
que amamos!

Hoy en ese punto hay puro espacio,
cielo virgen, miradas perdidas
esperando el semáforo,
nada.

Y aún estás allí
conmigo, muerta de frío
mirando las estrellas de la alineación
como si de veras fueran a hacerle algo
al mundo.

Aún estoy allí,
en mi arrogancia veinteañera;
la vista clavada sobre el río,
un nudo de silencio en la garganta.

Estás ahí:
corrida por la magia
que tu corazón no se atrevía.

Aún me veo
dejándote una y otra vez,
volviendo siempre.

Fuimos ahí, más que en otras partes,
vos y yo, tanto,
que tal vez no imaginamos
nunca, nosotros en otro
lugar.

Por eso,
ese nuevo punto que ganó el vacío
se nos parece tanto. Está lleno del horror
de no tener olvido.

2 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Buen tema.

"...he sido olvidable,/ pero aùn me recuerdo..."

A todos nos pasa.

Un abrazo.

Abrujandra dijo...

Hola Gauchito...hablando de amores distantes.